Flor tenía un año y medio cuando comenzó a ponerse un repasador en la cabeza para verse con el pelo largo. 'En ese momento, nos causaba gracia porque pensábamos que estaba jugando y no nos dábamos cuenta lo que ella nos quería decir', cuenta Mariana, la mamá a TN.com.ar.
Según explica la familia, con el tiempo, siguió usando telas en la cabeza, remeras que le quedaban largas como vestidos y zapatos que le sacaba a la madre. 'A los dos años nos dijo que era una nena. Nosotros le decíamos que no y ella se enojaba mucho, se ponía mal'.
Frente a lo que les decía Florencia, lo primero que hicieron los papás Mariana y Lucas fue ir a contarle al pediatra. "El médico nos explicó que seguramente estaba fascinada con alguna mujer de la familia y que por eso hacía esas cosas, que si hubiera sido con algún varón, seguro no nos dábamos cuenta", recordó Mariana.
Más allá de la respuesta del profesional y haciendo caso a la convicción con la que les hablaba su hija sobre su identidad, tuvieron una cita con una psicóloga que les recomendó que le prohibieran usar los maquillajes y la ropa de su mamá. 'Le tuvimos que decir que los cosméticos eran dañinos para su salud e incentivarla a jugar con 'cosas de nene'. Nos pidió que la reprimiéramos para que no usara cosas de mujer. Ella se las ingeniaba con una una funda de almohada o cualquier tela que simulara un vestido y los repasadores que usaba como si fuera pelo largo'.
Finalmente, la familia dio con la psicóloga actual de Flor que después de varias entrevistas les dio su devolución.'Nos dijo que estábamos en presencia de una niña trans. Yo no lo podía creer. Desconocía el tema y me costó mucho al principio. No aceptaba la realidad que era más que evidente, porque sus indicios lo demostraban', afirma Lucas que reconoce que, tras varias sesiones más, se informó sobre las infancias trans e identidades de género autopercibidas y la aceptó.
'Hoy por hoy defiendo a muerte su identidad y el coraje que con cinco años tiene para expresar lo que siente', sostiene el papá.