Maia estuvo 7 años a la vista de una ciudad entera, durmiendo bajo un puente, en una precaria carpa de lona y trapos, pasando las noches en un colchón sobre el pasto húmedo, sin escolaridad, sin vacunas, sin atención médica, sin control de ninguna naturaleza...Maia era parte de un paisaje de horror donde pasan sus días tantas Maias, en tantos lugares de una geografía dilatada, en ciudades inmensas y en páramos desolados, en capitales fastuosas, como en pueblitos escondidos.

Maia es el paradigma de un Estado ausente, de un Estado chueco, con inmensos agujeros por donde se filtra y asoma la peor de las miserias: La de la indiferencia.

Prohibir la difusión de las imágenes, es como barrer y esconder la basura bajo la inmensa alfombra de la falta absoluta de moral de gobierno.

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